Descubrimiento
Entre los años 1978 y 1982 yo estuve muy interesado en aprender y profundizar mis conocimientos de Astrología.
Sometía a cada libro que compraba a exhaustivas comprobaciones,
comparando su contenido con otros conocimientos tales como la Teosofía, Yoga, tradiciones hindúes y chinas, etc.
Con desilusión, pronto descubrí que la Astrología distaba enormemente de ser un cuerpo coherente de conocimiento y práctica. Los astrólogos competían entre sí por crear nuevas
teorías y técnicas que, lateral o directamente, invalidaban a
las demás. Y lo que era peor, ninguna de ellas
había podido ser comprobada científicamente jamás.
Viendo el estado caótico no sólo de la Astrología occidental, sino también de la hindú y china, decidí comenzar a investigar por mi cuenta el asunto, así que comencé
una estadística que comparaba las cartas natales con
un test psicofísico en donde constaba detalles tales
como preferencias en alimentos, colores y música,
emociones predominantes, tipología corporal, etc.
De esos estudios pude comprobar rápidamente que la Astrología era un gran conjunto de verdades y mentiras, siendo
las afirmaciones supersticiosas, penosamente, mucho más
abundantes que las verdades comprobadas.
Así las cosas, a medida que avanzaba en mi ejercicio de la Astrología, pronto noté que las personas que me consultaban podían ser divididos a priori en dos grandes grupos: aquellas que
parecían estar conectados a los dictados del cielo y otros para los cuales el conocimiento astrológico era
completamente inútil, ya que era casi imposible notar alguna relación entre sus cartas y su carácter o vida.
En aquel
entonces, de no haber existido el grupo de los "conectados al cielo", casi con seguridad yo hubiera desechado sin más
toda la Astrología, pero su sola existencia parecía indicar que algo muy precioso se ocultaba en la antigua tradición astrológica, y por lo tanto, valía la pena rescatarlo.
Esto llevó a un segundo y más detenido examen del grupo de los "conectados" lo que
condujo inmediatamente a varios sorprendentes
descubrimientos. Esto coincidió con la lectura de
unos libros que determinarían absolutamente el rumbo
a seguir en mis futuras investigaciones: por una
parte, la serie de libros biográficos de Mary Lutyens
sobre la vida de Krishnamurti, y por otra "Los relojes cósmicos" y "La Astrología ayer y
hoy" que informaban sobre los primeros
descubrimientos científicos en el campo astrológico
gracias a la labor de los esposos Gauquelin.
Cuando usé los métodos de
Michel Gauquelin para analizar mis estadísticas, encontré que los "conectados" tenían las siguientes
diferencias en relación con los "no conectados":
1) habían nacido por parto natural
2) tenían un Urano destacado
En posteriores análisis, el recientemente descubierto grupo de personas con temperamento "uraniano" demostró ser muy diferente del de los demás planetas hasta entonces
estudiados por los Gauquelin, esto es, venusianos, lunares, marcianos, jupiterianos y saturnianos (también llamados
"los 5 temperamentos Gauquelinianos")
Más tarde, yo extendería el estudio de estos 5 temperamentos cósmicos hasta abarcar los
11 actuales, y los descubrimientos
acerca del temperamento uraniano han seguido
aumentando con el tiempo, siendo confirmados por otros
estudios, tales como el DSM-III-R, el
"Manual Diagnóstico y Estadístico de los
Trastornos Mentales", la Biblia de la
psiquiatría americana, donde encontramos a la
personalidad uraniana perfectamente descripta bajo el
nombre de "personalidad idiosincrásica".
Actualmente
podemos afirmar que Urano está íntimamente ligado a muchos sucesos históricos
y esotéricos, especialmente los revelados en las
biografías de Krishnamurti de Mary Lutyens y Pupul
Jayakar.
La esencia del
fenómeno de los uranianos está absolutamente ligada
al advenimiento de la Enseñanza de Krishnamurti; una
cosa no puede ser separada de la otra.